Marina Tsvetáyeva
Marina Ivanovna Tsvetáyeva (Мари́на Ива́новна Цвета́ева) nació en 1892 en Moscú. Su padre era profesor de Bellas Artes y fundador del Museo Pushkin de Moscú; su madre, de ascendencia polaca y alemana, concertista de piano. En 1902 la familia se trasladó al pueblo costero de Nervi, cerca de Génova, en busca de un clima más cálido para curar la tuberculosis de la madre que, inevitablemente, fallecería poco después. En Nervi había una colonia de revolucionarios rusos, que ejercieron influencia en el pensamiento de la joven Marina de 14 años.
En 1904 Marina fue enviada a un colegio en Lausanne, donde aprendió francés, alemán e italiano. Abandonó sus clases de piano, que habían sido impuestas por su madre, y se entregó a la poesía. En 1908 estudió Historia de la Literatura en la universidad de la Sorbona y, a los 18 años de edad, publicó su primer libro de poemas “Album de la tarde”, abandonando la escuela antes de terminar los estudios.
En esa época surgiría el simbolismo en la poesía rusa, que fue impregnando buena parte de su obra, siguiendo la estela de Andrei Beli y de Aleksandr Blok. Fue, sin embargo, el poeta y crítico Maximilian Voloshin quien apreciaría la poesía de Marina y, tras conocerla, se convirtió en su amigo y mentor. Marina frecuentaba la casa de Voloshin en el Mar Negro, lugar de encuentro y fuente de inspiración de escritores, poetas y artistas. Fue allí donde Marina conoció y sintió una profunda admiración por las obras de Aleksandr Blok y de Anna Ajmátova. No sería hasta los años 40 cuando conoció a Anna y nunca llego a ver a Aleksandr.
Vistaba también la casa de Voloshin un joven cadete de la academia de oficiales de nombre Serguei (Seryozha) Yakovlevich Efron, hijo de una familia ruso-judía. Marina, de 19 años, y Serguei, de 18, se enamoraron, casándose en 1912, en el mismo año en que el zar Nicolás II inauguraba el Museo Pushkin de Bellas Artes, cuyo fundador era precisamente Ivan Vladimirovich Tsvetáyev.
En ese mismo año se publica su segundo libro "La lámpara maravillosa", dedicado a su marido. En 1913 "De dos libros” y en 1915 "Poemas de juventud”.
En 1914 Serguei Efron se unió al Ejército Blanco y Marina Tsvetáyeva durante la guerra civil estuvo separada de él hasta que Efron fue destinado a Moscú como oficial en 1917. Esos años de separación los describe en sus diarios titulados "Signos terrenales".
Ella mantuvo una corta relación con Ósip Mandelstam y otra más larga con la poetisa Sofía Parnok, siete años mayor que ella. En "Historia de una dedicatoria" y "Poemas de Moscú”, escritos en 1916 describe su mutuo enamoramiento con Mandelstam.
Las relaciones entre ambas poetisas afectaron profundamente el estilo de Tsvetáyeva como se aprecia en ‘La Novia’ y ‘La Equivocación’.
Hasta la Revolución, Marina y Serguei pasaron los veranos en Crimea, donde nacieron sus hijas Ariadna (Alya) e Irina.
Hasta la Revolución, Marina y Serguei pasaron los veranos en Crimea, donde nacieron sus hijas Ariadna (Alya) e Irina.
De 1917 a 1922 escribe seis piezas de teatro y tres libros de poemas "Versti II", "El campo de los cisnes" y "Oficio".
Durante la hambruna en Moscú, y sin familia a la que recurrir, Tsvetáyeva carecía de recursos para mantener a sus hijas. Y en 1919, creyendo erróneamente que en un orfanato iban a estar mejor alimentadas, allí dejó a sus hijas. Cuando enfermó la hija mayor la sacó del orfanato, donde poco después moriría la más pequeña. Esta muerte le causó un inmenso pesar y remordimiento. Decía que Dios la había castigado.
Marina fue testigo excepcional de la Revolución Rusa que rechazaba visceralmente. Fue en los trenes cuando se encontró con la gente del pueblo y le causaba espanto notar su ira y la violencia.
Entre 1917 y 1922 escribió seis obras en verso y poemas narrativos. En “El Campamento de los Cisnes” escribió un poema épico sobre la guerra civil, alabando a quienes lucharon contra los comunistas. El ciclo de poemas comienza a modo de un diario con la abdicación de Nicolás II en marzo de 1917 y termina en 1920 con la derrota del Ejército Blanco anticomunista. Los cisnes del título son los voluntarios del Ejército Blanco, como su marido.
Tres años más tarde, la familia Efron se exilió en Berlín, donde Tsvetáyeva escribió algunos de sus mejores versos en Remeslo y Posle Rossii, en los que reflejaba su vida de pobreza mientras añoraba Rusia y la historia de sus gentes. Se trasladaron a Praga, donde nació su hijo Georgui (Mur), y finalmente en 1925 a París, donde residieron los 14 años siguientes.
Tsvetáyeva no se encontraba cómoda entre los antiguos burgueses del círculo parisino de escritores rusos. Aunque había escrito poemas encendidos en favor del Ejército Blanco, los emigrados parisinos consideraban que su anti-sovietismo no era suficiente. La criticaron especialmente por una carta de admiración al poeta soviético Vladimir Mayakovski y, a partir de entonces, el periódico ‘Las Últimas Noticias', donde solía publicar sus versos, le cerró sus páginas.
Tras años de privación y exilio, los contactos con poetas y en particular la princesa georgiana Salomea Andronikova le ayudaron a subsistir. Se escribía con Rainer Maria Rilke y Boris Pasternak, y dedicó algunos de sus poemas a Anna Ajmátova.
A Ajmátova
¡Oh musa del llanto, la más bella de las musas!
Oh loca criatura del infierno y de la noche blanca.
Tú envías sobre Rusia tus sombrías tormentas
Y tu puro lamento nos traspasa como flecha.
Nos empujamos y un sordo ah
De mil bocas te jura fidelidad, Anna
Ajmátova. Tu nombre, hondo suspiro,
Cae en es hondo abismo que carece de nombre.
Pisar la tierra misma que tú pisas, bajo tu mismo cielo;
Llevamos una corona.
Y aquél a que a muerte hieres a tu paso
Yace inmortal en su lecho de muerte.
Sobre esta ciudad que canta brillan cúpulas,
Y el vagabundo ciego canta loas al Señor…
Y yo, yo te ofrezco mi ciudad con sus campanas,
Ajmátova, y con ella te doy mi corazón.
Versión de Monika Zgustová
Y entretanto Serguei Efron empezaba a simpatizar con los soviéticos y echaba de menos Rusia. Empezó a prestar servicios ocasionales a la NKVD, Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (antecesora del tristemente famoso KGB). Enfrentándose a su madre, se hija se alineaba con su padre y regresó a la Unión Soviética en 1937. Poco después, Efron tuvo que huir de Francia acusado por la Policía francesa de participar en el asesinato del desertor soviético Ignaty Reyss. Evidentemente, las autoridades francesas interrogaron a Tsvetáyeva, pero sus respuestas eran tan confusas que la dejaron libre, aunque bajo vigilancia, al conocerse que muy probablemente Efron también había intervenido en el asesinato del hijo de Trotski. Fue entonces cuando parece que Marina descubrió que su marido era un espía.
En 1939 alarmada por el ascenso del nazismo, Marina escribe ‘Versos a Chequia’ y decide regresar a Moscú con su hijo, ignorando que para Stalin todo exiliado era sospechoso. Tsvetáyeva encontró todas las puertas cerradas, los escritores soviéticos se negaban a ayudarla y malvivía con algunas traducciones de poesías.
Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!...
Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!
Después de largo tiempo delatado.
Ya me es indiferente
dónde sentirme sola.
Caminar sobre piedras,
a casa con la cesta.
La casa que no es mía:
hospital o caserna.
Me da igual quién me mire
como a un león cautivo.
Cuál es el clan humano
que me ha expulsado -siempre-.
Muy dentro de mí misma,
oso polar si hielo.
Dónde no poder convivir (¡ni lo intento).
Dónde me humillarán -da lo mismo-.
No, mi lengua natal ya no me engaña,
ni materna, me engaña su llamada.
Ya me es indiferente en qué lenguaje
no seré comprendida por el hombre.
(Lector, devorador de toneladas
de periódicos, adicto al cotilleo...)
El es del siglo veinte;
yo: ¡fuera de los siglos!
Enhiesta como un tronco,
resto de la alameda.
Todo y todos iguales;
igual indiferencia.
Lo natal, lo pasado,
rasgos todos y marcas:
toda fecha borrada-
donde ha nacido el alma.
Mi tierra me ha perdido,
y el que investigue, astuto,
el ámbito de mi alma -¡mi alma toda!
no encontrará la traza.
Las casas son ajenas y los templos vacíos.
Me da todo lo mismo.
Mas si aparece un árbol
en el camino, un serbal...
Versión de Severo Sarduy
Su marido e hija fueron acusados de espionaje por el novio de ésta, agente de la NKVD. Serguei Efron fue fusilado en 1941 y Alya enviada a la cárcel durante ocho años.
Ante la invasión alemana, los escritores soviéticos y sus familias fueron evacuados a Chistopol, pero Marina Tsvetáyeva y su hijo fueron trasladados a Yelabuga, donde ella no tenía medios para subsistir. Viajó a Chistopol en busca de trabajo, y presentó una solicitud para el puesto de camarera de la cantina del Fondo del Sóviet de la Literatura, que fue rechazada y en consecuencia expulsada de Chistopol. Tuvo que regresar a Yelabuga, donde el 31 de agosto de 1941 desesperada se ahorcó. Marina Tsvetáyeva dejó la siguiente nota para su hijo Gueorgi (Mur): “Perdóname, pero seguir sería peor. Estoy gravemente enferma, ya no soy yo. Te quiero con todo mi cariño. Por favor te pido que me entiendas que así ya no podría vivir. Diles a papá y a Alya, si los vuelves a ver, que los he querido hasta el último momento de mi vida, y explícales que me he encontrado atrapada”.
Al conocer la noticia del suicidio de Marina Tsvetáyeva, muchos de sus amigos se sintieron culpables. Pasternak pensaba que la había fallado personalmente, pues ella había sido su musa. Se conservan 19 cartas de ella y 84 de él.
A Boris Pasternak
Distancia: kilómetros y kilómetros?
Nos han dispersado, transplantado
nos han ¡y qué bien estamos
en los lejanos horizontes!
Distancia y lejanías?
Des-pegados, des-soldados.
Apartaron manos, crucificaron
sin saber lo que destruían: la unión total.
De suspiros y tendones
nos malquistaron, nos esparcieron
y exfoliaron.
Muro y foso.
Separados, como las águilas.
Conspiradores y lejanías?
No nos desbarataron; nos perdieron
por los tugurios de las latitudes:
disgregados como huérfanos.
¿Cuál es, pero cuál es, marzo?
¡Como a las barajas nos han cortado!
24 de marzo de 1925
Versión de Carlos Álvarez
Corrieron rumores de que agentes de la NKVD habían entrado en la casa de Marina Tsvetáyeva y la habían obligado a que se ahorcase. Fue enterrada en el cementerio de Yelabuga aunque no se conoce la localización exacta de su tumba.
Su hijo se presentó como voluntario para combatir con el ejército soviético en el frente oriental durante la II Guerra Mundial y falleció en combate en 1944. Y su hija Ariadna (Alya), tras pasar 16 años presa en distintos campos de trabajo, fue liberada en 1955, -tras la muerte de Stalin en 1953-, cuando fueron retiradas las acusaciones contra Serguei Efron y su hija.
En la ciudad de Yelabuga la casa donde residió Marina Tsvetáyeva es actualmente un museo a ella dedicada. En 1982 la astrónoma soviética Lyudmila Georgievna Karachkina bautizó con el nombre de '3511 Tsvetáyeva' un planeta menor. Y en 1989 la Academia Rusia de Ciencias botó un buque en Gdnya (Polonia) con el nombre de Tsvetáyeva, que en la actualidad opera como buque turístico en las regiones polares.
Pese a todas sus desdichas (y de la conciencia escrita de ellas) Tsvetáyeva dejó una obra viva, de impresionante calor, intransigente y llena de valentía, que se salvó de la destrucción y del olvido gracias a su hija Ariadna Efron. En 2009 se publicó una recopilación bajo el título de ‘No hay amor sin poesía’.
En la Unión Soviética permaneció casi inédita la obra de Tsvetáyeva hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se la empezó a conocer a través de la publicación de literatura en hojas clandestinas.
"Nabókov rectificó sus prejuicios sobre la difícil Tsvetáyeva ('leerla sólo causa estupor y dolor de cabeza'), pero se negó a encabezar su rehabilitación, que no ha llegado del todo hasta 1961 cuando se reeditó gran parte de la obra de Tsvetaeva, que fue muy bien recibida por la crítica al descubrir una poesía apasionada, de sintaxis inusual pero precisa, y que al mismo tiempo jugaba con un lenguaje atrevido. Su lírica, que choca con el relato de los tiempos de terror que Tsvetáyeva padeció y que muestra hasta dónde puede descender la condición humana, es paradójicamente un gran tesoro de literatura rusa como uno de sus poetas de más renombre en el siglo XX. Su ruptura con el mundo, tanto por su visión como por su estilo, es algo único en la poesía rusa hasta hoy.
"Nabókov rectificó sus prejuicios sobre la difícil Tsvetáyeva ('leerla sólo causa estupor y dolor de cabeza'), pero se negó a encabezar su rehabilitación, que no ha llegado del todo hasta 1961 cuando se reeditó gran parte de la obra de Tsvetaeva, que fue muy bien recibida por la crítica al descubrir una poesía apasionada, de sintaxis inusual pero precisa, y que al mismo tiempo jugaba con un lenguaje atrevido. Su lírica, que choca con el relato de los tiempos de terror que Tsvetáyeva padeció y que muestra hasta dónde puede descender la condición humana, es paradójicamente un gran tesoro de literatura rusa como uno de sus poetas de más renombre en el siglo XX. Su ruptura con el mundo, tanto por su visión como por su estilo, es algo único en la poesía rusa hasta hoy.
MAG/20.05.2016/09.02.2022
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