Bertrand Russell

 


Bassano Ltd - National Portrait Gallery

Bertrand Arthur William Russell nació el 18 de mayo de 1872, en Trellech (Gales), descendiente de los Condes de Russell (título concedido a su abuelo paterno dos veces primer ministro de la Reina Victoria). Sus padres, John Russell y Katrine Louisa Stanley, Vizcondes de Amberley, eran conocidos por un posicionamiento liberal como librepensadores en temas religiosos y morales dentro de la aristocracia británica. El activismo político de los Russell, como una de las más destacadas familias ‘whig’ (más tarde conocidos como liberales), se inició con su participación en la disolución de los monasterios en 1563 así como en el complot para asesinar al rey Charles II y a su hermano el futuro James II en 1863, siendo ejecutado Lord William Russell.

John Russell, como ateo, organizó un bautizo secular para su hijo Bertrand en el que ejerció de padrino el filósofo y economista John Stuart Mill. Lord Amberley consintió el ‘affair’ de su esposa con Douglas Spalding, uno de los tutores de sus hijos, pues ambos eran promotores del control de natalidad con un fuerte rechazo por parte de la sociedad británica.

Evidentemente, los Amberley pretendían educar a sus hijos Frank y Bertrand en sus posicionamientos ideológicos, pero en 1874, cuando Bertrand tenía seis años, su madre falleció de tisis, contagiada por Douglas Spalding, y dos años después su padre de bronquitis y pena o remordimiento. 

Frank, siete años mayor que Bertrand, continuó estudiando en Winchester, pero Bertrand fue llevado con sus abuelos a la ‘residencia de gracia y favor’ Pembroke Lodge en Richmond Park, ofrecida gratuitamente por la Corona británica por los servicios prestados por la familia al Reino Unido. 

Pronto fallece su abuelo y la educación de Bertrand recae en Lady Russell, bautizada en la Iglesia Presbiteriana Escocesa y, aunque liberal en política, era de ideas morales muy estrictas. Como pauta para la educación de su nieto le entregó una Biblia con los versículos favoritos de ella subrayados. El preferido de Bertrand era: No seguirás a los muchos para hacer mal (Éxodo 23:2). La actitud represiva de su abuela convirtió a Bernard en un niño tímido, retraído y solitario, que a veces consideraba el suicidio. Solía pasar mucho tiempo en la biblioteca de su abuelo, donde descubrió las obras de Percy Bysshe Shelley, que leyó una y otra vez, hasta aprender capítulos de memoria. Se sentía identificado con Shelley y se lamentaba no haber podido conocer a un ser humano por el que sentía tanta simpatía. 

Las materias que más le interesaban eran la religión y las matemáticas. Su deseo de saber más sobre matemáticas fue lo que lo alejó del suicidio. Cuando cumplió once años, su hermano Frank le habló de Euclides y su vida cambió. “Fue uno de los grandes acontecimientos de mi vida, como el primer amor. No había podido imaginar que hubiera nada tan delicioso en el mundo”, escribió.

En plena adolescencia, las lecturas en matemáticas avanzadas le llevaron a replantearse algunas de los dogmas claves de la religión cristiana. A sus quince años, Bertrand empezó a cuestionarse la validez de la religión cristiana, llegando a la conclusión de que no existía el libre albedrío. A los 17 dedujo que no existía vida tras la muerte y un año más tarde, tras haber leído la autobiografía de John Stuart Mill, su padrino secular, se convirtió en agnóstico. 

En 1890, Bertrand Russell se presentó en el Trinity College de la Universidad de Cambridge a las Mathematical Tripos, que consistían en dos exámenes escritos diarios durante una semana, con un total de más de 200 preguntas o ejercicios, que superó e ingresó en la Universidad. Conoció a George Edward Moore, profesor de Filosofía, uno de los padres de la tradición analítica en filosofía, y miembro de la sociedad secreta de solamente 12 intelectuales, los Cambridge Apostles, que aceptarían a Russell  tras ser distinguido en 1893 con los honores de primera clase o ‘wrangler’. En 1895 fue nombrado Fellow del Trinity College, graduado en matemáticas y filosofía con honores. 

Bertrand Russell conoció a una cuáquera estadounidense Alys Pearsall Smith, con cuya familia viajó al Continente en 1889. Visitaron la Exposición Universal y subieron a la Torre Eiffel poco después de finalizada su construcción. Russell se enamoró de la puritana Alys y decidieron, en contra de la postura de la abuela Lady Russell que la consideraba una ‘parvenue’, casarse el 13 de diciembre de 1894. Él tenía 22 años. El matrimonio duró de hecho hasta 1901, aunque no se divorciaron hasta 1921. En ese interregno, Russell mantuvo relaciones sentimentales (algunas en paralelo) con muchas mujeres, algunas muy sonadas, entre ellas, una aristócrata filántropa, una conocida actriz y la primera esposa de T. S. Eliot, uno de sus amigos.

La primera publicación de Russell apareció en 1896 con el título German Social Democracy, primera demostración temprana del interés que a lo largo de toda su vida mostró por la teoría social y política. En ese mismo año explicó la democracia social alemana en la London School of EconomicsInfluenciado por los hegelianos británicos, abandonó el idealismo en 1898 por un realismo platónico.

En 1900 Russell acudió a París al segundo congreso internacional de matemáticas, donde conoció a Giuseppe Peano, referente en la lógica simbólica. Fascinado por su ponencia, Russell devoró todas las publicaciones del italiano. “Durante años he tratado de analizar las nociones fundamentales de la matemática, como el orden y los números cardinales. De repente, en unas semanas, he descubierto lo que parecen ser las respuestas definitivas a los problemas que me habían desconcertado durante años. Y mientras descubría estas respuestas, he conocido una nueva técnica matemática, gracias a la cual, las regiones antes abandonadas a la vaguedad de los filósofos, han sido conquistadas por la precisión de las fórmulas exactas”, escribió.

Ese mismo año, Russell comenzó a redactar el ensayo The Principles of Mathematics  llegando a escribir 200.000 palabras en sólo tres meses. Su publicación en 1903, fue la antesala de la obra cumbre que Bertrand Russell escribiría junto a Alfred N. Whitehead: Principia Mathematica. Estos tres volúmenes (publicados entre 1910 y 1913) conforman un sistema axiomático en el que se pueden basar todas las matemáticas y con el que los autores pretendían trasladar las matemáticas al área de la filosofía lógica y dotarlas de un marco científico preciso, eliminando así cualquier conexión entre los números y el misticismo. La "teoría de los tipos", la de los números como "clases de clases" y la "paradoja de Russell" fueron los resultados más significativos de esta amplia labor de investigación.

En febrero de 1901, Russell presenció la angina de pecho que provocó un intenso sufrimiento a la mujer de Alfred N. Whitehead. Russell escribió: “Sentí el deseo casi tan profundo como el de Buda de encontrar la filosofía que convirtiese en duradera la vida humana. Al final del ataque, me transformé en otra persona totalmente diferente”.

En 1908 Bertrand Russell fue elegido Fellow of the Royal Society y dos años más tarde regresó como profesor al Trinity College de la Universidad de Cambridge. Un estudiante de ingeniería austríaco, Ludwig Wittgenstein, le solicitó fuese su tutor de Filosofía. Russell considera a Wittgenstein un genio y su sucesor en sus planteamos sobre la Lógica y le animaría a escribir su Tractatus Logico-Philosophicus en 1922.

Durante la I Guerra Mundial, Russell fue uno de los pocos que se proclamó pacifista y en 1916 fue expulsado del Trinity College. Un año más tarde participa activamente en la Convención de Leeds en la que se reunieron más de un millar de socialistas pacifistas y es el orador más ovacionado. Le sancionan con una multa de 100.- £, que se niega a pagar con la esperanza de que le lleven a prisión. Se hizo una subasta con los libros de Russell que compraron sus amigos hasta recaudar las cien libras. En 1918 se manifestó públicamente en contra de invitar a que los Estados Unidos se pusieran del lado del Reino Unido y esta vez sí fue enviado a la cárcel durante seis meses. Durante su permanencia en prisión escribió Introduction to Mathematical Philosophy, en la que combina las dos áreas del saber que consideraba inseparables.

En 1919 Russell fue readmitido en el Trinity College aunque renunciaría un año después.

En agosto de 1920 viajó a la Unión Soviética formando parte de una delegación oficial enviada por el Gobierno Británico para conocer los efectos de la Revolución Rusa. Se reunió con Lenin durante una hora y declaró, después, que lo había encontrado desagradable y de una crueldad caprichosa comparable a un profesor dogmático. Las expectativas iniciales de Russell para apoyar la revolución se desvanecieron tras el viaje, cuyas experiencias se plasmaron en el libro The Practice and Theory of Bolshevism, donde mostró su desacuerdo con la forma en que allí se llevaba a cabo el socialismo, pues no estaba de acuerdo con los métodos que se utilizaban para alcanzar un sistema comunista.

En otoño de 1920, acompañado de Dora Black, escritora feminista y activista socialista, Russell viajó a China, donde enseñó Filosofía en la Universidad de Pekín durante un año. Ilusionado, esperaba encontrar un nuevo camino, atraído como lo estaban el estadounidense John Dewey y el indio Rabindranath Tagore, profesores también en Pekín en ese tiempo. La estancia en China resultó muy provechosa, y Russell apreció en su cultura valores tales como la tolerancia, la imperturbabilidad, la dignidad y, en general, una valiosa actitud que valoraba la vida, la belleza y el placer de una manera distinta a la occidental.

Poco antes de emprender regreso, Russell cayó gravemente enfermo de neumonía. A su regreso a Inglaterra, Dora estaba embarazada y Russell solicitó apresuradamente el divorcio de Alys, que consiguió el 27 de septiembre de 1921. Seis días más tarde Bertrand Russell se casó con Dora Black. De 1922 a 1927 la familia Russell (Bertrand, Dora, John Conrad y Katharine Jane), dividía su tiempo entre Londres y Porthcurno (Cornualles) en verano. 

En 1927, Bertrand y Dora fundaron en Beacon Hill (Londres) una escuela privada infantil experimental, inspirada en una pedagogía progresiva y despreocupada, que pretendía estar libre de prejuicios. El colegio reflejaba la idea de que los niños no debían ser forzados a seguir un currículo académico estricto. En 1930 Dora dio a luz a Harriet Ruth. 

A lo largo de 1930, Russell colaboró con su amigo V. K. Krishna Menon, secretario de la Liga India, organización a favor de la independencia de la India.

En 1931, Bertrand se convirtió en el Tercer Conde Russell, al fallecimiento de su hermano Frank.

En 1932 Bertrand Russell se divorció de Dora, que había tenido dos hijos con un periodista americano, Griffin Barry, y en 1936 Russell se casó con la antigua niñera de sus hijos, Patricia Spence, con quien tuvo un varón, Conrad Sebastian Robert, futuro líder del partido demócratas liberal. Sus recursos eran escasos para alimentar a tan amplia familia y su amigo George Santayana, a pesar de no compartir ni pensamiento ni política, le apoyó financieramente con una dotación anual de 5.000.-$ durante cinco años.

En 1937 Russell vuelve a dar clases en la London School of Economics, en esta ocasión sobre la Ciencia del Poder.

En 1938 fue llamado a la Universidad de Chicago, y después a  la Universidad de Los Angeles (UCLA) para enseñar Filosofía. 

Se declara la II Guerra Mundial y pasa del pacifismo, mostrado en la Primera Guerra, a un apoyo claro a las fuerzas aliadas contra el ejército nazi, alegando que un mundo en donde el fascismo fuera la ideología reinante lo mejor de la civilización habría muerto y no valdría la pena vivir. 

En 1940 es nombrado profesor en el City College de Nueva York (CCNY), pero no llega a tomar posesión porque un tribunal neoyorquino lo declara ‘moralmente no apto’ por sus opiniones sobre la moralidad sexual, expresadas en su libro Marriage and Morals (1929). Protestaron contra la decisión judicial John Dewey y Albert Einstein.

Russell es invitado por la Barnes Foundation a pronunciar conferencias sobre la Historia de la Filosofía, que fueron recogidas en el libro A History of the Western Philosophy, que se convirtió en best-seller proporcionándole ingresos para el resto de su vida. En 1944 Russell regresa al Reino Unido y se le restituye en su puesto del Trinity College.

Participa además en programas de radio de la BBC sobre temas filosóficos y es invitado a dar conferencias en distintos lugares. En un viaje a Trondheim (Noruega) su avión se estrella, y él y otros 24 pasajeros, de un total de 43, sobreviven. Explica su salvación gracias a que era fumador y estaba sentado en la zona a éstos destinada.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Russell se dedica plenamente a la tarea de evitar la guerra nuclear y asegurar la paz mediante una adecuada organización internacional, iniciando una etapa de activismo político que provocaría su segundo encarcelamiento, durante una semana, y a los 89 años, por participar en una manifestación anti-nuclear.

En 1949 el rey Jorge VI le concedió la Orden al Mérito.

En 1950 recibió el Premio Nobel de Literatura «en reconocimiento de sus variados y significativos escritos en los que defiende ideales humanitarios y la libertad de pensamiento».

En 1952, a los ochenta años, se unió en cuartas nupcias a Edith Finch, a quien había conocido en 1925, y tras un feliz matrimonio, murió pacíficamente en sus brazos el 2 de febrero de 1970, con 97 años de edad, en su residencia Plas Penrhyn de Penrhyndeudraeth (Gales). Su cuerpo fue incinerado en Colwyn Bay el 5 de febrero de 1970. De acuerdo con su voluntad, no hubo ceremonia religiosa y sus cenizas fueron esparcidas en las montañas de Gales.

Tras su muerte, el Trinity College de Cambridge, el que fue su segundo hogar, le rindió homenaje. Hoy se puede leer en sus muros esta placa en su memoria:

El tercer conde Russell, de la Orden del Mérito, profesor de este colegio, fue particularmente famoso como escritor intérprete de la lógica matemática. Abrumado por la amargura humana, en edad avanzada, pero con el entusiasmo de un joven, se dedicó enteramente a la preservación de la paz entre las naciones, hasta que finalmente, distinguido con numerosos honores y con el respeto de todo el mundo, encontró descanso a sus esfuerzos en 1970, a los 97 años de edad.

Al final de su autobiografía, Russell reflexiona sobre su vida y concluye que desde su juventud, toda su vida estaba guiada por dos objetivos: “Quería, por un lado, descubrir si todo podía ser sabido; y, por otro lado, hacer todo lo posible para crear un mundo más feliz”. Los acontecimientos del siglo XX hicieron mella en su optimismo, pero no le derrotaron: “Puede que yo haya pensado que el camino hacia un mundo de seres humanos libres y felices era más corto de lo que, en realidad, ha resultado ser. Pero no me equivoqué al pensar que ese mundo era posible”.

MAG/13.02.2018/01.03.2022

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