Sigmund Freud

 


Sigismund Freud nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg, un pequeño pueblo de Moravia (en la actualidad Příbor en la República Checa), hijo de Jacob Freud y Amalia Nathansohn, ambos nacidos en Tisménica una pequeña ciudad de 6.000 habitantes de la Galitzia central (en el noreste del imperio austro-húngaro). Los Freud, conocidos en generaciones anteriores como Freide, eran judíos jasídicos (una rama de judaísmo ortodoxo). Jacob se casó con Amalia, veinte años más joven que él, convirtiéndola en su tercera esposa el 29 de julio de 1855. Sigismund fue el primer hijo del tercer matrimonio de Jacob. Aunque el nombre que figura en su certificado de nacimiento es Sigismund, su padre añadió un segundo nombre, de origen hebreo, Schlomo (Salomón) en una inscripción manuscrita en la Biblia de familia. Un documento de 1871 se refiere a Freud como Sigmund, aunque él mismo no comienza a firmar Sigmund hasta 1875 y nunca usó el segundo nombre.

Convivir en su infancia con cinco hermanas, dos hermanos y dos hermanastros dejaría en Sigmund Freud una huella en la consideración de los lazos familiares. El negocio de lanas de Jacob no permitía alimentar adecuadamente a tan numerosa familia en Freiberg y, cuando Sigimund tenía tres años, se mudaron a Leipzig, donde residieron unos meses. Tampoco aquí las cosas mejoraron y un año después se trasladaron a Viena, capital imperial católica, donde los Freud, como tantos judíos y otros emigrantes de la Europa del Este, eran ‘zugeraster’, vocablo local con el que los vieneses se referían a los que venían de fuera. En 1865, a los nueve años de edad, Sigmund Freud entró en el Leopoldstädter Kommunal-Realgymnasium, donde destacó como alumno sobresaliente.

Fue un ávido lector amante de la literatura en alemán, francés, italiano, español, inglés, hebreo, latín y griego. Según se desprende de numerosas cartas entre Freud y su amigo Eduard Silberstein, escritas entre 1871 y 1881, ambos aprendieron el español de manera autodidacta. Incluso formaron una especie de sociedad secreta a la que nombran «Academia Castellana» (AC) y usaron como pseudónimos los nombres de los dos perros protagonistas de ‘El Coloquio de los Perros’ de Cervantes, firmando Freud como Cipion y Silberstein como Berganza. Freud leyó a Willliam Shakespeare en inglés a lo largo de toda su vida, sugiriéndose que gran parte de su conocimiento de la psicología humana puede haber sido derivada de las obras de Shakespeare.

En 1873 Sigmund Freud ingresó en la Facultad de de Derecho de la Universidad de Viena, pero después de escuchar una conferencia pronunciada por Karl Brühl sobre el ensayo, atribuido a Goethe, ‘Sobre la naturaleza’, cambió su matrícula a la Facultad de Medicina, siendo Franz Brentano su profesor de Filosofía, Carl Claus, defensor del darwinismo, el de Zoología y Ernst Wilhelm von Brücke el de Fisiología, con quien haría prácticas sobre el sistema nervioso central de los invertebrados en el tercer curso académico.  Considerado como estudiante poco convencional pero brillante, Freud fue nombrado asistente del profesor von Brücke en el Instituto de Fisiología de Viena entre los años 1876 y 1882. En un curso sobre afecciones renales que impartió en 1877 el prestigioso médico judío Joseph Breuer en dicho Instituto conoce a Freud, con el que entablará una estrecha relación de gran trascendencia para su desarrollo profesional, prestándole ayuda tanto moral como material. En 1878, el profesor Carl Claus consigue una beca de colaboración para Freud en la Estación de Zoología Experimental de Trieste, donde redactó el primero de sus trabajos relativo a la estructura gonádica de las angulas.

En 1881 Sigmund Freud rinde los exámenes finales y recibe su Licenciatura en Medicina en la vieja universidad, construcción barroca en Dr. Ignaz Seipel Platz, ahora ocupada por la Academia Austriaca de Ciencias.

En 1882 Freud comenzó a trabajar en la clínica psiquiátrica del Dr Theodor Meynert, quien lo hizo su ayudante. Freud se dedicó a realizar investigaciones sobre el bulbo raquideo, siendo el primero en proponer el uso terapéutico de la cocaína como estimulante y analgésico. No sin cierta imprudencia, la experimentó en su persona. No se convirtió en un toxicómano, pero empujó a la adicción a su amigo el distinguido neurólogo Ernst von Fleischl-Marxow al tratar de curarlo de su morfinomanía, agravando, de hecho, su caso. En los círculos médicos se dejaron oír algunas críticas, y la reputación de Freud quedó un tanto ensombrecida.

En 1883, y bajo la presión de von Brücke, abandonó la investigación teórica. Pasó tres años como médico interno en el Hospital General de Viena, dedicándose a la psiquiatría, la dermatología y los trastornos nerviosos, pero sus inclinaciones iniciales le llevan a formarse a partir de enero de 1884 y durante catorce meses como un excelente neurólogo en el departamento de neuropatología del Dr. Scholz, a pesar de no compartir los métodos de éste. En marzo de 1885, Freud fue nombrado Privaatdozent (profesor adjunto) de Neuropatología en la Universidad de Viena. 

A últimos de ese año consiguió una beca del gobierno para estudiar en París junto al famoso neurólogo Jean-Martin Charcot, que trabajaba en el tratamiento de trastornos mentales mediante la hipnosis en el manicomio de Salpêtrière, por él fundado. Los estudios junto a Charcot, centrados en la histeria, lo orientaron hacia la psicopatología.

El 25 de abril de 1886 abre su primer consultorio (Rathausstrasse 7), especializándose en los trastornos nerviosos. Como médico privado comenzó su práctica para tratar la histeria y la neurosis utilizando la hipnosis y el método catártico que su mentor Josef Breuer había aplicado a la feminista austríaca judía Bertha Pappenheim (más conocida como Anna O.) obteniendo resultados que en aquel momento parecían sorprendentes.

En septiembre del mismo año Sigmund Freud se casa con Marta Bernays, nieta de Isaac Bernays, un rabino en Hamburgo. Tuvieron seis hijos, Mathilde, Jean-Martin, Oliver, Ernst, Sophie y Anna. Esta última su eterna cuidadora y posterior continuadora de sus teorías centradas en la psicología infantil. En 1896, Minna Bernays, hermana de Martha, se convirtió en miembro de la familia más tras la muerte de su prometido. La estrecha relación que tuvo con Sigmund Freud llevó a rumores, iniciados por el psiquiatra suizo Carl Jung, de una aventura. El descubrimiento de un registro de hotel suizo del 13 de agosto de 1898, firmado por Freud mientras viaja con su cuñada, se aportó como prueba.

Como médico privado, Freud publicó en 1891 su trabajo inicial sobre psicopatología titulado ‘Sobre la afasia’ , donde desarrolla un estudio sobre este trastorno neurológico en el que la capacidad para pronunciar palabras o nombrar objetos comunes se pierde. 

En 1893 en su trabajo ‘Estudios sobre la histeria’, elaborado en colaboración con su mentor Josef Breuer, Freud considera los síntomas de la histeria como manifestaciones de energía emocional no descargada, asociada con traumas psíquicos olvidados. El procedimiento terapéutico consiste en sumir al paciente en un estado hipnótico para forzarle a recordar y revivir la experiencia traumática origen del trastorno, con lo que se descargarían por catarsis las emociones causantes de los síntomas.

De 1895 a 1900, impulsado por las experiencias con sus pacientes histéricos, desarrolló muchos de los conceptos incorporados tanto a la práctica como a la doctrina psicoanalítica. Poco después abandonó el uso de la hipnosis como procedimiento catártico, reemplazándolo por la investigación del curso espontáneo de pensamientos del paciente -llamado asociación libre-, como método para comprender los procesos mentales inconscientes que están en la raíz de los trastornos neuróticos. Freud notó que podía aliviar sus síntomas animándolos a que verbalizaran sin censura cualquier ocurrencia que pasara por su mente. Encontró evidencias de los mecanismos mentales de la represión y la resistencia, describiendo la primera como un mecanismo inconsciente que hace inaccesible a la mente consciente el recuerdo de hechos traumáticos; y la segunda como la defensa inconsciente contra la accesibilidad a la consciencia de las experiencias reprimidas, para evitar la ansiedad que de ella se deriva. Seguía el curso de los procesos inconscientes, usando las asociaciones libres como guía para interpretar los sueños y los lapsus en el lenguaje. 

En 1900 hace aparición su obra más importante, ‘La interpretación de los sueños’ donde analiza (además de algunos sueños de sus pacientes) muchos de sus propios sueños, registrados durante tres años de autoanálisis iniciados en 1897. Freud inaugura una nueva disciplina y modo de entender la mente humana, el psicoanálisis. Paradójicamente, de ‘La interpretación de los sueños’, vendió solo 351 copias en sus primeros seis años y la segunda edición no se publicó hasta 1909.

Su último trabajo sobre neurología, fue un artículo, 'Parálisis cerebrales infantiles', escrito en 1897. Sus siguientes trabajos se inscriben en lo que él mismo había bautizado en 1896 como psicoanálisis, al que, más allá de una eficacia terapéutica que Freud siempre juzgó restringida, su importancia primordial residía en su condición de instrumento para investigar los factores determinantes en el pensamiento y el comportamiento de los hombres.

Mediante el análisis de los sueños, desarrolló teorías sobre la sexualidad infantil y el complejo de Edipo. Trabajó además la teoría de la transferencia, proceso por el que las actitudes emocionales, establecidas originalmente hacia las figuras de los padres durante la infancia, son transferidas en la vida adulta a otros personajes. 

En 1889 Freud volvió a Paris para asistir al Primer Congreso Internacional de Hipnotismo. Tras algunos años de aislamiento personal y profesional debido a la incomprensión e indignación que en general sus teorías e ideas provocaron, comenzó a formarse un grupo de adeptos en torno a él, el germen del futuro movimiento psicoanalítico.

En 1891 la familia Freud se mudó a la que hoy es su casa museo en Viena, en el número 19 de la calle Bergasse, donde pasaba consulta hasta las 13:00 hrs en punto y entraba inmediatamente en el comedor, donde la comida estaba ya servida por su esposa Martha. A las 14:00 hrs se levantaba de la mesa e iniciaba su paseo por el Ring y alrededores, que finalizaba ante una taza de café, y con su cigarro siempre encendido, en su lugar reservado del café Landtmann.

En 1899 El primer reconocimiento oficial como creador del psicoanálisis fue en 1902 al recibir el nombramiento imperial como Profesor extraordinario, hecho que Freud comentaría en una carta a su amigo berlinés Wilhelm Fliess fechada en Viena el 11 de marzo de 1902, señalando sarcásticamente que esto era «...como si de pronto el papel de la sexualidad fuera reconocido oficialmente por su Majestad...»

En 1902 fue nombrado profesor titular de la Universidad de Viena gracias a los esfuerzos de un paciente con influencias. Sus siguientes escritos, ‘Psicopatología de la vida cotidiana’ (1904) y ‘Tres ensayos para una teoría sexual’ (1905), no hicieron más que aumentar el antagonismo con sus colegas. Como consecuencia, Freud continuó trabajando virtualmente solo, en lo que él mismo denominó "una espléndida soledad ". Otros de sus trabajos son ‘Tótem y Tabú’ (1913), ‘Más allá del principio del placer’ (1920), ‘Psicología de masas’ (1920), ‘El yo y el ello’ (1923), ‘El malestar en la cultura’ (1930), ‘El porvenir de una ilusión’ (1927), ‘Introducción al psicoanálisis’ (1933), y ‘Moisés y el monoteísmo’ (1939).

Hacia 1906 contaba con un reducido número de alumnos y seguidores destacando los psiquiatras austriacos William Stekel y Alfred Adler, el psicólogo austriaco Otto Rank, el psiquiatra estadounidense Abraham Brill, y los psiquiatras suizos Eugen Bleuler y Carl Jung, además del húngaro Sándor Ferenczi, que se unió al grupo en 1908. La correspondencia entre Sigmund Freud y Eugen Bleuler, director de la más avanzada clínica psiquiátrica de la Europa de principios de siglo, muestra no solo la libertad y la soledad de Freud sino también la de Bleuler. Este psiquiatra suizo germánico, de temperamento independiente, capaz de admirar la radical novedad de Freud y su aporte a la psiquiatría moderna, se mantuvo, al mismo tiempo, ajeno a cualquier forma de lo que él consideraba una ortodoxia peligrosa. Bleuler, como Breuer o Jung, no pudo aceptar la importancia de la sexualidad en la etiología de neurosis y psicosis.

En 1910 se crea una organización de ámbito mundial denominada Asociación Psicoanalítica Internacional. Tras el comienzo de la I Guerra Mundial, abandonó casi la observación clínica y se concentró en la aplicación de sus teorías a la interpretación psicoanalítica de fenómenos sociales, como la religión, la mitología, el arte, la literatura, el orden social o la propia guerra.

En 1912, en ‘Totem y tabú’ Freud hace una investigación en psicoanálisis aplicado, postulando una hipótesis de la dinámica evolutiva de la sociedad primitiva en base a una analogía con el desarrollo del aparato mental: la destrucción canibalística del padre por parte de los hijos, como una forma del odio y de apoderarse de su identidad, y su reparación primitiva a través de la "obediencia retroactiva" a los mandamientos o tabúes del tótem, símbolo de la sobrevivencia y de la negación de la muerte del padre 

A comienzos de la Primera Guerra Mundial, Freud remarca la idea de la transferencia como una actuación repetitiva y no como un verdadero recordar, y más tarde el inicio de la teoría del narcisismo que venía mencionando a lo menos desde 1909 como una etapa de la evolución libidinal que va del autoerotismo (narcisismo: segunda etapa del autoerotismo, cuando las pulsiones sexuales unificadas toman como objeto de satisfacción al propio yo) hasta el amor objetal. En 1915 expone sus precisiones sobre el amor que puede aparecer en la transferencia e inicia el desarrollo de una teoría metapsicológica, una teoría psicológica del aparato mental desde los puntos de vista dinámico, económico y tópico y que va más allá de considerar al aparato mental como una estructura exclusivamente enmarcada en la conciencia como tendía a considerar la metafísica a la psicología. Varios de los artículos publicados este año están en este contexto como es el caso de "Pulsiones y destinos de pulsión" en el cual mantiene la idea de la pulsión como representante psíquico de los estímulos somáticos, "la represión" en el cual vuelve reunir conceptualmente a todos los mecanismos defensivos en torno al de la represión, y "lo inconsciente" en el que insiste en la justificación y necesidad de un dominio donde operan leyes rigurosas y conflictos.

En 1916, Freud publicó ‘Introducción al psicoanálisis’, obra en la que ampliaba y clarificaba su teoría al definir el Ello, el Superyó y el Yo, entre los que se dirimía la relación entre el principio del placer y el principio de realidad, aunque más tarde superpondría en parte a estos principios el Eros (pulsión de vida ) y el Tánatos (pulsión de muerte). 

El sistema propuesto por Freud establecía tres ámbitos diferenciados: ello, yo y superyó. 

 • El Ello. Es la parte primitiva de la personalidad. Aquí se encuentran los instintos sexuales y de supervivencia. Se corresponde con el inconsciente. En los primeros años de la vida del niño, éste ámbito domina sus acciones y pensamiento. Así, dirige su atención hacia lo que le rodea, en especial la madre, incorporando los conocimientos adquiridos a su propia personalidad, pasando a formar el núcleo del “yo”.

 • El yo. Es el estadio más cercano al mundo real. Se desarrolla en la infancia y pretende cumplir las necesidades provocadas por ese mundo exterior. Media entre el ello y el superyó. Se corresponde con el preconsciente. Es racional y consigue dominar los instintos del "ello", guiándose por el principio de realidad. En esta fase, el "yo" ha de hacerse fuerte, ha de ser capaz de controlar a los otros dos sistemas. Esto se refleja en el estado de narcisismo que Freud refleja como condición indispensable para crear una mente sana: el "yo" ha de quererse a sí mismo, tomar conciencia de sí y de cuanto le rodea, con lo que establecerá una jerarquía en cuya cúspide él mismo se situará.

 • El superyó. Pensamientos adquiridos por la socialización y la cultura, integra los pensamientos éticos y morales. Es inconsciente y se forma durante el período edípico, en el momento en que el niño, debido a las restricciones morales, debe renunciar a conseguir su objeto de placer: el padre o madre. En este periodo, el niño ha de aceptar las reglas morales impuestas por los padres, reprimiendo deseos y renunciando a impulsos instintivos. Las reglas de moralidad actúan, al mismo tiempo, creando un escenario donde se desarrolla la neurosis, al ser obligado inconscientemente el individuo a renunciar a sus deseos. Surge una vez que se resuelve el complejo de Edipo.


En 1917 publica "Duelo y melancolía". Aquí Freud acentúa el papel que la autoagresión tiene en el sufrimiento de los melancólicos y que revela la profunda ambivalencia frente a los objetos perdidos y la guerra interna en que se debate un yo dividido en una parte severamente atacada y otra crítica y condenatoria sobre la anterior. Se esboza aquí lo que Freud llamó el superyó. En 1919, terminando la guerra, Freud vuelve a puntualizar la técnica analítica de los síntomas en sus mociones pulsionales y en la consecuente integración -automática e inevitable- de éstas al -yo-, del cual estaban escindidas y -ligadas aparte-. A partir del año 1920, fecha en que muere su hija Sophie de neumonía, se publica un terceto de pequeñas pero fundamentales obras en las que Freud expone el nuevo modelo de aparato mental, el estructural. Este será el paradigma teórico de la investigación freudiana desde este momento en adelante.

En ‘El Porvenir de la Ilusión’ Freud acomete grandes análisis acerca del génesis de la cultura religiosa en relación con la evolución del hombre y la conquista de la Naturaleza. Cada capítulo está estructurado para que el siguiente mantenga una coherencia simple de razonamiento sobre la evolución de la cultura y la necesidad de la religión y sus representaciones. Presenta las ideas como un fiel reflejo de sus investigaciones fundamentadas en el método científico, pero con el singular beneficio de partir desde una perspectiva psicológica.

En 1923 se le detectó un cáncer en el paladar que precisó de un tratamiento constante y doloroso, por el que tuvo que someterse a varias operaciones quirúrgicas. Él mismo había dicho que era autor de la tercera gran humillación de la humanidad: la primera había sido saber por Galileo que no era centro del universo, la segunda descubrir por Darwin que no era cúlmen de la creación y la tercera haberse enterado por sus escritos de que los hombres no eran siquiera dueños de su mente.

Cuando los nazis ocuparon Austria, en 1938, será su alumna Marie Bonaparte, sobrina bisnieta de Napoleón, con el apoyo del mismísimo presidente americano Roosevelt, quien logre convencerlo de abandonar la capital austriaca e instalarse en Londres, lejos del acoso nazi. Freud y su hija Anna fueron interrogados por la Gestapo antes de que su amiga y paciente Marie Bonaparte fuese capaz de asegurarles pasaje a Inglaterra. Bonaparte intentó sin éxito obtener visados de salida también para cuatro de sus hermanas, que finalmente se quedaron en Viena antes de ser enviadas a campos de concentración nazis en los que murieron.

El 21 de septiembre de 1939, Freud recordó la promesa que le hizo su amigo y médico de cabecera, Max Schur, de ayudarle a morir cuando el cáncer de mandíbula se volviera insoportable. Sigmund Freud moriría a la medianoche del 23 de septiembre de 1939, en su casa de Hampstead, hoy sede del Museo Freud, donde se exhibe el célebre diván de su consulta vienesa, inspirador de todo un estilo de ritual médico. Sus últimas palabras fueron: Das ist absurd! Das ist absurd! (¡Es absurdo!...¡Esto es absurdo!) ...

Tres días después de su muerte sus restos fueron incinerados en el Golders Green Crematorium, en el norte de Londres, siendo guardadas sus cenizas en una antigua urna griega que había recibido como regalo de la princesa Bonaparte y que tuvo en su estudio en Viena.

Cuando su esposa Martha falleció en 1951, se añadieron sus cenizas a la urna. En enero de 2014 intentaron robar las cenizas de los Freud, y aunque el robo se evitó, los ladrones dañaron gravemente la urna de más de 2.300 años de antigüedad.


MAG/17.10.2019/17.02.2022

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